Van den Bosch et al (1982)
utilizan la expresión “control biológico” con dos acepciones: 1) la
introducción de los enemigos naturales por el hombre y el manejo que éste hace
de ellos para controlar las plagas, al que llaman control biológico aplicado,
y 2) el control espontáneo en la naturaleza, sin la intervención del
hombre, que denominan control biológico natural. En este último, el
control biológico constituye un fenómeno ecológico en el cual las plantas y los
animales los regulan sus enemigos naturales (agentes bióticos de mortalidad) y
representa uno de los principales componentes del control natural que mantiene
a todas las especies vivientes en un estado de equilibrio con sus ambientes.
En la naturaleza todas las
poblaciones de organismos están restringidas por factores que previenen su
crecimiento ilimitado. Estos factores se dividen en dos grupos: 1) los agentes
independientes de la densidad de la población sobre la cual ellos actúan (factores
independientes de la densidad); 2) los elementos cuya influencia varía de
acuerdo con la densidad de la población (factores dependientes de la
densidad) (Varley et al, 1973).
Los factores independientes de la
densidad, en su mayoría abióticos, afectan las poblaciones sin importar el
nivel poblacional. El clima es un ejemplo, éste no regula la población
hasta cierto nivel, pero bajo algunas circunstancias (frío, sequía, etc.) puede
causar un cambio inmediato y drástico en la abundancia de especies en áreas
locales (véase figura).
Los otros factores que frenan el
crecimiento ilimitado de la población son los dependientes de la densidad.
Cuando estos procesos son positivos sus efectos resultan fuertes en proporción
con poblaciones altas y relativamente débiles con poblaciones bajas. En otras
palabras, el porcentaje de mortalidad resulta mayor cuando la población de la
presa es alta y menor cuando las presas son pocas y muy dispersas. Como
resultado la población se regula entre ciertos límites. Como el control
biológico constituye una forma de inducir la regulación de una población, es
importante entender los procesos de regulación dependientes de la densidad en las
poblaciones naturales. Los parasitoides y depredadores ejercen una presión de regulación
importante sobre muchas poblaciones de insectos presa. Estos enemigos naturales
contribuyen a mantener sus huéspedes a niveles bajos mediante interacciones complejas
(véase siguiente figura).
En toda comunidad natural existen varios tipos de interacciones entre la misma especie (intraespecíficas) y entre diferentes especies (interespecíficas). En una comunidad natural, la competencia interespecífica e intraespecífica por recursos limitados juega un papel predominante. Especies diferentes tienen necesidades similares por recursos, por tanto habrá una mayor competencia entre especies que tienen necesidades similares. Tales grados de competencia, además de la influencia de los enemigos naturales, pueden determinar los niveles de población relativa de una especie particular en un campo de cultivo.
Las especies que coexisten, cada una con su propia historia de selección natural, constituyen una comunidad natural. En esta comunidad, el tipo de especies y su abundancia a veces se mantienen constantes de un año al siguiente. Pero cuando la comunidad se simplifica con la agricultura, el hábitat cambia drásticamente. Para cada individuo, nuevas condiciones, favorables o desfavorables emergen. Muchas especies de plantas y animales desaparecen, mientras que otras prevalecen con abundantes recursos y espacio. La ausencia de enemigos naturales y la reducción de la competencia con otras especies explican cómo ciertas especies de insectos se incrementaron en grandes números y se convirtieron en plagas. El control biológico busca invertir esta situación y frenar el crecimiento desmedido de las poblaciones mediante un factor clave de mortalidad que podría retornar la población de la plaga a un nivel que no cause daño. El control biológico no necesariamente pretende reintroducir la complejidad y diversidad natural original del hábitat, sino introducir uno o varios agentes claves que puedan influir de forma drástica en la mortalidad de las especies plaga.
En toda comunidad natural existen varios tipos de interacciones entre la misma especie (intraespecíficas) y entre diferentes especies (interespecíficas). En una comunidad natural, la competencia interespecífica e intraespecífica por recursos limitados juega un papel predominante. Especies diferentes tienen necesidades similares por recursos, por tanto habrá una mayor competencia entre especies que tienen necesidades similares. Tales grados de competencia, además de la influencia de los enemigos naturales, pueden determinar los niveles de población relativa de una especie particular en un campo de cultivo.
Las especies que coexisten, cada una con su propia historia de selección natural, constituyen una comunidad natural. En esta comunidad, el tipo de especies y su abundancia a veces se mantienen constantes de un año al siguiente. Pero cuando la comunidad se simplifica con la agricultura, el hábitat cambia drásticamente. Para cada individuo, nuevas condiciones, favorables o desfavorables emergen. Muchas especies de plantas y animales desaparecen, mientras que otras prevalecen con abundantes recursos y espacio. La ausencia de enemigos naturales y la reducción de la competencia con otras especies explican cómo ciertas especies de insectos se incrementaron en grandes números y se convirtieron en plagas. El control biológico busca invertir esta situación y frenar el crecimiento desmedido de las poblaciones mediante un factor clave de mortalidad que podría retornar la población de la plaga a un nivel que no cause daño. El control biológico no necesariamente pretende reintroducir la complejidad y diversidad natural original del hábitat, sino introducir uno o varios agentes claves que puedan influir de forma drástica en la mortalidad de las especies plaga.
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