lunes, 25 de agosto de 2014

El uso de enemigos naturales

Originalmente el principal uso de enemigos naturales fue en control biológico clásico y se define como la “introducción y establecimiento permanente de una especie exótica para el control o supresión, a largo término, de la población de una plaga” e involucra la búsqueda de enemigos naturales en su lugar de origen, donde ejercen una presión de regulación importante sobre la especie plaga. Estos enemigos naturales se colectan y envían al país o lugar donde la plaga es exótica y carece de enemigos, por lo que se ha convertido en un problema serio.

En algunas ocasiones los enemigos naturales nativos o exóticos se establecen, pero sus números son insuficientes para reducir la plaga a un grado que no cause daño. Por esto, los enemigos naturales pueden incrementarse mediante la cría en laboratorio para su posterior liberación ya sea ocasional o repetida. Este método se conoce generalmente como control aumentativo de enemigos naturales (Ridgway y Vinson, 1977).

En otras ocasiones los enemigos naturales nativos o exóticos aparecen esporadicamente y, por tanto, ejercen un factor de mortalidad que provee un control sobre la plaga. Este fenómeno se conoce como control biológico fortuito. Un ejemplo de éste se dio en el este de África, donde la avispa parasitoide Aphytis chrysimphali (Hymenoptera: Aphelinidae), originaria de la región mediterránea, fue accidentalmente introducida y ahora ejerce un control sobre la escama roja de los cítricos.



Otro método de control biológico lo constituye la conservación de los enemigos naturales, ya sean nativos o introducidos y consiste en la adopción de prácticas culturales que fomentan la aparición y abundancia de enemigos naturales, pero para que esto funcione es necesario eliminar el uso de insecticidas. En algunas ocasiones las condiciones físicas de los campos agrícolas o sus alrededores pueden modificarse para promover la eficiencia de los enemigos naturales nativos. Como cualquier manejo exitoso, el método seleccionado depende de la cantidad de información ecológica que se tenga, la cual provee las bases para tomar la mejor decisión.

Las plagas agrícolas que se regulan mediante control biológico son atribuidas principalmente al grupo de insectos chupadores (órdenes Homoptera y Hemiptera). Los insectos en el orden Homoptera son muy diversos e incluyen insectos como: chicharritas (Cicadellidae y Delphacidae)

Delphacidae
Cicadellidae
Aleyrodidae










Margarodidae

Coccidae

Psyllidae
Aphididae

Pseudoccidade
Diaspididae















Casos exitosos de control biológico con escamas y Pseudococcidae han fomentado mucha confianza en este método de control. Estos insectos homópteros amenazan por mucho tiempo diferentes industrias agrícolas, en particular la de los cítricos, y la motivación para su control ha sido alta. Por la alta presión de selección de los pesticidas usados en estos sistemas, muchas de estas plagas carecen de enemigos naturales nativos y ha sido necesaria la reintroducción de insectos benéficos para bajar sus poblaciones.

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