Originalmente el principal uso de
enemigos naturales fue en control biológico clásico y se define como la
“introducción y establecimiento permanente de una especie exótica para el
control o supresión, a largo término, de la población de una plaga” e involucra
la búsqueda de enemigos naturales en su lugar de origen, donde ejercen una
presión de regulación importante sobre la especie plaga. Estos enemigos
naturales se colectan y envían al país o lugar donde la plaga es exótica y carece
de enemigos, por lo que se ha convertido en un problema serio.
En algunas ocasiones los enemigos
naturales nativos o exóticos se establecen, pero sus números son insuficientes
para reducir la plaga a un grado que no cause daño. Por esto, los enemigos
naturales pueden incrementarse mediante la cría en laboratorio para su
posterior liberación ya sea ocasional o repetida. Este método se conoce
generalmente como control aumentativo de enemigos naturales (Ridgway y
Vinson, 1977).
En otras ocasiones los enemigos
naturales nativos o exóticos aparecen esporadicamente y, por tanto, ejercen un
factor de mortalidad que provee un control sobre la plaga. Este fenómeno se
conoce como control biológico fortuito. Un ejemplo de éste se dio en el
este de África, donde la avispa parasitoide Aphytis chrysimphali (Hymenoptera: Aphelinidae), originaria de la región mediterránea, fue accidentalmente introducida
y ahora ejerce un control sobre la escama roja de los cítricos.
Otro método de control biológico
lo constituye la conservación de los enemigos naturales, ya sean nativos
o introducidos y consiste en la adopción de prácticas culturales que fomentan
la aparición y abundancia de enemigos naturales, pero para que esto funcione
es necesario eliminar el uso de insecticidas. En algunas ocasiones las condiciones
físicas de los campos agrícolas o sus alrededores pueden modificarse para promover
la eficiencia de los enemigos naturales nativos. Como cualquier manejo exitoso,
el método seleccionado depende de la cantidad de información ecológica que se
tenga, la cual provee las bases para tomar la mejor decisión.
Las plagas agrícolas que se
regulan mediante control biológico son atribuidas principalmente al grupo de
insectos chupadores (órdenes Homoptera y Hemiptera). Los insectos en el orden
Homoptera son muy diversos e incluyen insectos como: chicharritas (Cicadellidae
y Delphacidae)
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Delphacidae |
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Cicadellidae |
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Aleyrodidae |
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Margarodidae |
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Coccidae |
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Psyllidae |
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Aphididae |
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Pseudoccidade |
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Diaspididae |
Casos exitosos de control biológico con escamas
y Pseudococcidae han fomentado mucha confianza en este método de control. Estos
insectos homópteros amenazan por mucho tiempo diferentes industrias agrícolas,
en particular la de los cítricos, y la motivación para su control ha sido alta.
Por la alta presión de selección de los pesticidas usados en estos sistemas,
muchas de estas plagas carecen de enemigos naturales nativos y ha sido
necesaria la reintroducción de insectos benéficos para bajar sus poblaciones.
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