¿Qué es control biológico?
Es una forma de manejar
poblaciones de animales o plantas. Consiste en el uso de uno o más organismos
para reducir la densidad de una planta o animal que causa daño al hombre
(DeBach, 1964). Así, el control biológico puede definirse como el uso de
organismos benéficos (enemigos naturales) contra aquellos que causan daño (plagas).
Un organismo indeseable puede eliminarse localmente o, lo que resulta mejor, su población puede reducirse a una escala que no cause daño económico. La erradicación completa de plagas resulta ambiciosa y en la mayoría de los casos trae problemas ecológicos. Si un enemigo natural elimina completamente a una plaga, éste quedaría sin alimento para continuar su desarrollo. El control biológico busca reducir las poblaciones de la plaga a una proporción que no cause daño económico, y permite una cantidad poblacional de la plaga que garantiza la supervivencia del agente controlador. Este agente mantiene su propia población y previene que la plaga retorne a grados poblacionales que causan daño (véase figura).
Efecto regulador de la introducción de un enemigo natural que ejemplifica el control bilógico de una población plaga en relación con un umbral económico.
Toda población de insectos en la naturaleza recibe ataques en alguna medida por uno o más enemigos naturales. Así, depredadores, parasitoides y patógenos actúan como agentes de control natural que, cuando se tratan adecuadamente, determinan la regulación de poblaciones de herbívoros en un agroecosistema particular. Esta regulación se denomina control biológico. En la actualidad se encuentran fácilmente más de treinta definiciones de control biológico , que de una u otra forma buscan precisar o delimitar el campo de acción de esta ciencia, desde la primera definición que dio Smith en 1919: “[...] el uso de enemigos naturales bacterias , hongos , parásitos y depredadores para el control de plagas”. Las definiciones más amplias incluyen, además de la anterior, casi todos los métodos de control diferentes del control químico convencional, como la resistencia de plantas, la esterilización o técnica del macho estéril, el uso de feromonas y la manipulación genética de las especies. Pero quizá la más apropiada y de mayor aceptación la constituye la que dio DeBach (1964): “la acción de los parasitoides, depredadores o patógenos para mantener la densidad de la población de un organismo plaga a un promedio más bajo del que ocurriría en su ausencia. Esta definición describe un fenómeno natural que al ser utilizado por el hombre en el manejo de plagas, malezas y enfermedades en los agroecosistemas, constituye la base de la ciencia del control biológico.
Según como se practique, el control biológico puede ser autosostenido y se diferencia de otras formas de control porque su actuación depende de la densidad de la población de plagas. De esta manera, los enemigos naturales aumentan en intensidad y destruyen la mayor parte de la población de plagas en la medida que ésta aumenta en densidad y viceversa (DeBach y Rosen, 1991).
En un sentido estrictamente
ecológico, la aplicación del control biológico se considera una estrategia
válida para restaurar la biodiversidad funcional en ecosistemas agrícolas , al
adicionar entomófagos “ausentes” mediante las técnicas clásicas o aumentativas
de control biológico o el incremento de la ocurrencia natural de depredadores y
parasitoides por medio de la conservación y el manejo del hábitat.
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